El consumo abusivo de alcohol en la adolescencia es, en el momento actual, un importante problema de salud pública, hasta el punto de que su prevención se ha convertido en una de las prioridades en las políticas de salud. También, y en el ámbito de la intervención social, se ha venido estudiando, en los últimos años, los factores psicosociales implicados en ese consumo. En el presente trabajo se lleva a cabo una revisión de esos factores en el marco de la perspectiva ecológica, en la que se integran las variables psicológicas, relacionales y socioculturales. El consumo de alcohol es analizado como parte integrante de la cultura juvenil, despojando la explicación de contenidos patologistas o moralistas, y aproximándonos a la concepción de que el consumo de alcohol es un medio que utiliza el adolescente para lograr su ajuste en una sociedad que se caracteriza por la complejidad. Se analiza, en primer lugar, las variables disposicionales del sujeto, seguidamente se repasan las provenientes del contexto familiar y, finalmente, se explora la relación entre el consumo de alcohol y los factores del entorno sociocultural.
Factores principales
Por factores asociados se entiende aquellas situaciones o agentes que hacen que el adolescente inicie y mantenga su conducta de consumo de alcohol. El identificar las diferentes circunstancias o situaciones personales, familiares, sociales, políticas y legales, que facilitan y favorecen el consumo en los adolescentes permitirá trabajar hacia la solución de la problemática que existe alrededor de este fenómeno social del consumo de alcohol.
- Entornos familiares problemáticos, padres distantes que muestran escaso apego y supervisión hacia sus hijos e hijas, no establecen límites ni se muestran comunicativos. También pueden existir un excesivo control, donde los castigos físicos son recurrentes
- Problemas escolares a nivel académico y social. Dificultades en el aprendizaje, baja motivación o fracaso escolar. Y a nivel social, escasas relaciones en la escuela o posible acoso.
- Baja tolerancia a la frustración. La persona se percibe incompetente para afrontar situaciones en la cuales no logra un objetivo que aspira.
- Elevada inestabilidad emocional. Desajustes emocionales: ansiedad, timidez, tristeza y dificultades para gestionar sus propios estados internos de manera saludable, aumentando la probabilidad de utilizar sustancias para el manejo de las emociones. Percepción de la emoción como intolerable, incontrolable y aversiva.

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